Foto archivo
Caracas, 19 Dic. AVN.- Hace 31 años, en
Arrecife, estado Vargas, se produjo el accidente de la planta
termoeléctrica Ricardo Zuloaga, también conocida como Planta de Tacoa,
perteneciente a la familia Machado Zuloaga, entonces propietaria de la
Electricidad de Caracas, hecho en el que perdieron la vida 180 personas.
El domingo 19 de diciembre de 1982 a las 6:15 de la mañana los trabajadores de la planta Luis Natera, José Manuel Rodríguez y Alexis Alsaúl descargaban 16.000 litros de combustible fuel oil, provenientes del barco tanquero Murachí, cuando se produjo una explosión en el tanque número 8 del complejo termoeléctrico.
A pesar de haber sufrido severas quemaduras, Alsaúl fue el único trabajador que pudo sobrevivir y activar la alarma de emergencia, por lo que los cuerpos de seguridad del Estado se dirigieron a la planta para sofocar las llamas.
Gracias a la labor de los cuerpos de bomberos del Departamento Vargas, puerto de La Guaira, Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, Distrito Federal y Distrito Sucre, así como de los funcionarios de Defensa Civil, Guardia Nacional, Policía Metropolitana, técnicos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Electricidad de Caracas y decenas de voluntarios, el fuego pudo ser controlado a horas del mediodía.
No obstante, a las 12:35 de la tarde se produjo una segunda explosión en el tanque número 9, que estaba repleto de combustible, lo que ocasionó una bola de fuego que abarcó varios kilómetros.
"A su paso (el fuego), se llevó una unidad completa del cuerpo de bomberos aeronáuticos, 42 efectivos del Distrito Federal, diez trabajadores de la prensa, entre ellos la periodista Mariadela Russa, el camarógrafo Carlos Moros, el asistente de cámara Oscar Guerra, y el conductor José Carrillo —equipo reporteril de Venezolana de Televisión— y decenas de personas. El número de víctimas fatales se ubicó en 180, aproximadamente", relató la periodista Betsy Ceballos, en su artículo 25 años de la tragedia de Tacoa.
Ceballos relató que, además de centenares de heridos con quemaduras de primero, segundo y tercer grado, un grupo de 500 viviendas del sector Arrecife, decenas de vehículos y un helicóptero también fueron arrasados por el fuego. "Este es el accidente que más víctimas bomberiles y periodísticas ha cobrado en la historia nacional", subrayó.
Sin información de las causas
Luego de 31 años del suceso —ocurrido durante el gobierno del presidente copeyano Luis Herrera Campins— aún no se conocen las causas que produjeron la explosión del primer tanque. Algunos expertos sugieren que una transferencia de calor ocasionó el siniestro del tanque número 9, mientras que otros plantean que, por falta de experiencia, los bomberos quisieron apagar el fuego echándole agua, lo que habría causado la segunda explosión.
En un artículo publicado en diciembre de 1984, titulado Tacoa: no al olvido, el periodista Miro Popic destacó el silencio de los medios de comunicación social, dos años después de los sucesos.
"Extinguido el fuego, disipado el humo, se apagaron también los encendidos editoriales de los primeros días pidiendo justicia. Hoy, casi nadie quiere ya hablar de que el poder de los culpables es mayor que el de las víctimas y de sus familiares y amigos", subrayó.
Popic denunció en aquel entonces el retraso del proceso de investigación, así como la falta de acceso de la opinión pública a los informes realizados por las autoridades.
Advirtió que la responsabilidad del siniestro no recaía sólo en manos de la Electricidad de Caracas sino que era compartida por el gobierno de Luis Herrera Campins. "Está comprobado que el día del incendio no funcionaron los sistemas de seguridad, los equipos estaban en estado deficiente y no aptos para ser usados, y el diseño de prevención de incendio no era acorde con la magnitud de las instalaciones".
Alto nivel de seguridad resguarda hoy a Tacoa
En la actualidad la Corporación Eléctrica Nacional tiene a su cargo el control del Complejo Generador Josefa Joaquina Sánchez Bastidas (Tacoa) por lo que ha establecido estrictas políticas de seguridad industrial que amparan y protegen al personal que labora en las instalaciones del mismo.
Entre algunas de las medidas implementadas por la estatal eléctrica figuran la eliminación de los tanques 8 y 9, que fueron los causantes del incendio de 1982, y en su lugar se dispuso un reservorio de agua desmineralizada para generar el vapor que se produce en las calderas del centro generador.
En la totalidad de los tanques de combustible existentes, se les colocó un anillo de seguridad para la extinción de incendios, compuesto por espuma y agua. Adicionalmente, se instalaron sistemas anti explosión o anti chispa, que evitan el contacto entre los residuos de combustible.
Corpoelec cuida minuciosamente la temperatura que se genera en los tanques de almacenamiento, y que debe permanecer por debajo de los 45 grados centígrados (°C), mientras que 31 años atrás los tanques tenían calentadores internos que trabajaban con vapor para mantener una temperatura mayor a los 70°C.
A través de la modernización del actual Complejo Generador, se estableció la medición del punto de inflamabilidad del combustible al atracar el buque tanque, cuyo valor no debe exceder de los 48°C, y de estar por encima de este punto, no se descarga el combustible.
Entre otra de las medidas instauradas en materia de seguridad industrial figura la atención del terminal marítimo, que se rige bajo estrictas normas marítimas nacionales e internacionales, así como la creación de las brigadas de emergencia compuestas por los trabajadores de la estatal, quienes se encuentran capacitados para brindar atención primaria ante algún siniestro.
El domingo 19 de diciembre de 1982 a las 6:15 de la mañana los trabajadores de la planta Luis Natera, José Manuel Rodríguez y Alexis Alsaúl descargaban 16.000 litros de combustible fuel oil, provenientes del barco tanquero Murachí, cuando se produjo una explosión en el tanque número 8 del complejo termoeléctrico.
A pesar de haber sufrido severas quemaduras, Alsaúl fue el único trabajador que pudo sobrevivir y activar la alarma de emergencia, por lo que los cuerpos de seguridad del Estado se dirigieron a la planta para sofocar las llamas.
Gracias a la labor de los cuerpos de bomberos del Departamento Vargas, puerto de La Guaira, Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, Distrito Federal y Distrito Sucre, así como de los funcionarios de Defensa Civil, Guardia Nacional, Policía Metropolitana, técnicos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Electricidad de Caracas y decenas de voluntarios, el fuego pudo ser controlado a horas del mediodía.
No obstante, a las 12:35 de la tarde se produjo una segunda explosión en el tanque número 9, que estaba repleto de combustible, lo que ocasionó una bola de fuego que abarcó varios kilómetros.
"A su paso (el fuego), se llevó una unidad completa del cuerpo de bomberos aeronáuticos, 42 efectivos del Distrito Federal, diez trabajadores de la prensa, entre ellos la periodista Mariadela Russa, el camarógrafo Carlos Moros, el asistente de cámara Oscar Guerra, y el conductor José Carrillo —equipo reporteril de Venezolana de Televisión— y decenas de personas. El número de víctimas fatales se ubicó en 180, aproximadamente", relató la periodista Betsy Ceballos, en su artículo 25 años de la tragedia de Tacoa.
Ceballos relató que, además de centenares de heridos con quemaduras de primero, segundo y tercer grado, un grupo de 500 viviendas del sector Arrecife, decenas de vehículos y un helicóptero también fueron arrasados por el fuego. "Este es el accidente que más víctimas bomberiles y periodísticas ha cobrado en la historia nacional", subrayó.
Sin información de las causas
Luego de 31 años del suceso —ocurrido durante el gobierno del presidente copeyano Luis Herrera Campins— aún no se conocen las causas que produjeron la explosión del primer tanque. Algunos expertos sugieren que una transferencia de calor ocasionó el siniestro del tanque número 9, mientras que otros plantean que, por falta de experiencia, los bomberos quisieron apagar el fuego echándole agua, lo que habría causado la segunda explosión.
En un artículo publicado en diciembre de 1984, titulado Tacoa: no al olvido, el periodista Miro Popic destacó el silencio de los medios de comunicación social, dos años después de los sucesos.
"Extinguido el fuego, disipado el humo, se apagaron también los encendidos editoriales de los primeros días pidiendo justicia. Hoy, casi nadie quiere ya hablar de que el poder de los culpables es mayor que el de las víctimas y de sus familiares y amigos", subrayó.
Popic denunció en aquel entonces el retraso del proceso de investigación, así como la falta de acceso de la opinión pública a los informes realizados por las autoridades.
Advirtió que la responsabilidad del siniestro no recaía sólo en manos de la Electricidad de Caracas sino que era compartida por el gobierno de Luis Herrera Campins. "Está comprobado que el día del incendio no funcionaron los sistemas de seguridad, los equipos estaban en estado deficiente y no aptos para ser usados, y el diseño de prevención de incendio no era acorde con la magnitud de las instalaciones".
Alto nivel de seguridad resguarda hoy a Tacoa
En la actualidad la Corporación Eléctrica Nacional tiene a su cargo el control del Complejo Generador Josefa Joaquina Sánchez Bastidas (Tacoa) por lo que ha establecido estrictas políticas de seguridad industrial que amparan y protegen al personal que labora en las instalaciones del mismo.
Entre algunas de las medidas implementadas por la estatal eléctrica figuran la eliminación de los tanques 8 y 9, que fueron los causantes del incendio de 1982, y en su lugar se dispuso un reservorio de agua desmineralizada para generar el vapor que se produce en las calderas del centro generador.
En la totalidad de los tanques de combustible existentes, se les colocó un anillo de seguridad para la extinción de incendios, compuesto por espuma y agua. Adicionalmente, se instalaron sistemas anti explosión o anti chispa, que evitan el contacto entre los residuos de combustible.
Corpoelec cuida minuciosamente la temperatura que se genera en los tanques de almacenamiento, y que debe permanecer por debajo de los 45 grados centígrados (°C), mientras que 31 años atrás los tanques tenían calentadores internos que trabajaban con vapor para mantener una temperatura mayor a los 70°C.
A través de la modernización del actual Complejo Generador, se estableció la medición del punto de inflamabilidad del combustible al atracar el buque tanque, cuyo valor no debe exceder de los 48°C, y de estar por encima de este punto, no se descarga el combustible.
Entre otra de las medidas instauradas en materia de seguridad industrial figura la atención del terminal marítimo, que se rige bajo estrictas normas marítimas nacionales e internacionales, así como la creación de las brigadas de emergencia compuestas por los trabajadores de la estatal, quienes se encuentran capacitados para brindar atención primaria ante algún siniestro.
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