Caracas, 25 Ago. AVN.- El 25 de agosto de 2012, los venezolanos despertaron con la noticia de que una gran explosión consumía parte de su principal refinería de petróleo, Amuay, en el estado Falcón, que forma parte del Centro de Refinación Paraguaná (CRP), el segundo más grande del mundo.
Investigaciones desarrolladas durante un año dieron cuenta de que se trató de una acción de sabotaje, que generó una explosión en el área de almacenamiento conocida como Bloque 23.
Hoy en día, la corrida de crudo promedio de Amuay se ubica en 448.000 barriles diarios y Cardón, que integra el CRP junto con Amuay y la refinería de Bajo Grande, registra 254.000 barriles diarios.
"Cifras que reflejan una refinería en marcha, operativa y eficiente, con un promedio acumulado para agosto de este año de 702.000 barriles diarios", refiere una nota de prensa de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Tras el evento de 2012, los trabajadores lograron que Amuay siguiera cumpliendo el despacho de gasolina, JetA1 (combustible para avión) y demás productos terminados, tanto para el mercado interno como para el de exportación.
Actualmente, el CRP responde ante las exigencias del mercado interno de combustible, apunta el comunicado. La refinería falconiana cuenta con una capacidad de procesamiento de 645.000 barriles por día.
La investigación en Amuay
Factores externos a Pdvsa penetraron en agosto de 2012 de manera subrepticia a la refinería de Amuay, para perpetrar un sabotaje sobre una bomba de una esfera de olefinas, un hidrocarburo producido durante la refinación de crudo.
El sabotaje consistió en aflojar siete de ocho espárragos de la bomba 2601, ubicada al sur de bloque 23 de almacenamiento de estas sustancias. Los pernos, desajustados casi totalmente de manera intencional para crear una tragedia en la industria, se quebraron producto de un proceso de fatiga mecánica.
Esto ocasionó, a las 11:57 de la noche del 24 de agosto de 2012, una abertura de -al menos- 2,9 pulgadas, que permitió una fuga masiva abrupta, que en solo 10 segundos creó una densa nube de olefinas de siete metros en una de las instalaciones petroleras más importantes del mundo, y a los 10 minutos, ya había posibilidad de explosión.
Así lo demostró el informe del Comité de Investigación de Pdvsa sobre la explosión ocurrida a la 1:07 de la madrugada de ese sábado 25 de agosto, que ocasionó la muerte de 47 personas, 135 lesionados, daños materiales a 11 tanques de almacenamiento de la refinería, ocho esferas y ocho bombas, tuberías de instrumentación asociadas, una subestación eléctrica, la devastación del Destacamento 44 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), efectos sobre la empresa Puramín y una parada preventiva de la refinería.
En total, hubo unos 1.100 millones de dólares en pérdidas estimadas, señaló en 2013 el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez.
Balance en refinación
En 2013, el volumen de crudo procesado en el Sistema de Refinación Nacional fue de 952.000 barriles diarios, y adicionalmente se procesaron 175.000 barriles de insumos destinados a procesos y mezclas.
Con ese nivel de crudos e insumos se obtuvieron un millón 127 mil barriles diarios de productos, de los cuales 348.000 barriles corresponden a gasolinas y naftas, 337.000 a jet y destilados, 306.000 residuales, 14.000 a asfaltos y 122.000 corresponden a otros productos y especialidades.
En el Plan de la Patria, el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, estableció el aumento de la capacidad de producción de crudo en el país a 6 millones de barriles diarios para 2019, por lo que se prevé el desarrollo de un proyecto de expansión del circuito de refinación, para adecuar su sistema de procesamiento de crudo de 1,3 millones de barriles por día a 1,8 millones.
Los proyectos que ejecuta Pdvsa para impulsar el área de refinación contemplan una inversión interna por un monto aproximado de 23.000 millones de dólares.
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