Foto archivo
Caracas, 24 Oct. AVN.- Tal como lo hizo en
Afganistán e Irak a principio de este siglo y ahora pretende hacer en
Siria, Estados Unidos se basó en mentiras para invadir, el 25 de octubre
de 1983, con una potente fuerza militar a Granada, un pequeño país
ubicado en el Mar Caribe que luchaba por su definitiva independencia del
imperio británico y por integrarse a los movimientos revolucionarios
por un mundo mejor. Una acción valiente en tiempos de la Guerra Fría y
el anticomunismo.
La "amenaza" a la seguridad de los estadounidenses residentes en Granada debido a la inestabilidad política que vivía el país, tras el asesinato seis días antes—propiciado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés)—del Primer Ministro Maurice Bishop, fue la excusa que utilizó Washington para ejecutar contra el país caribeño la agresión denominada Furia Urgente, como ensayo del desarrollo de conflictos políticos militares que poco después aplicaría en países como Panamá (Operación Causa Justa, en 1989) y en Irak (Operación Tormenta del Desierto, en 1992), entre otros, que a su paso han dejado un legado de muerte en "nombre de la democracia y la libertad".
Cuatro años antes de la invasión imperialista, el 13 de abril de 1979, Bishop expresaría: "Somos un pequeño país, somos un país pobre, con una población descendiente de los esclavos africanos, somos parte del Tercer Mundo explotado y definitivamente tenemos el desafío de buscar la creación de un nuevo orden económico internacional que de lugar a una economía al servicio del pueblo y a la justicia social". Esto como resumen del nuevo gobierno que presidiría, luego de liderar la rebelión que derrocó al tirano Eric Gairy, quien contaba con el respaldado de la Casa Blanca y era amigo del dictador chileno Augusto Pinochet.
Nadie se benefició más del asesinato de Bishop que Estados Unidos, país que a través de la CIA fomentó la división interna, logrando que el líder granadino fuera traicionado por sus compañeros.
Con las banderas del Movimiento New Jewel, Bishop proclamó un Gobierno Popular Revolucionario que impulsó una transformación social con perspectivas socialistas mediante el fortalecimiento de una economía soberana y alianzas con países como Cuba y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). De esta manera se ganó una férrea campaña mediática de satanización por parte de EEUU, que señaló a la isla como un eje de "desestabilización de todo el Caribe".
Una de las mentiras destacadas por el imperio estadounidense fue que el aeropuerto internacional construido por Bishop, para fortalecer el flujo comercial y turístico en el país, era para la instalación de una base militar de Cuba y la Unión Soviética, es decir, "una amenaza comunista".
El 25 de octubre de 1983, las obras del aeropuerto—en las que participaban trabajadores cubanos—no habían concluido. Ese día, sin embargo, más de 7.000 marines y paracaidistas norteamericanos invadieron al país de tan solo 344 kilómetros cuadrados y unos 100 mil habitantes en ese momento. Ese despliegue exagerado de muerte y represión se usó también como excusa para "demostrar" el poder bélico de EEUU, después de su histórica derrota en Vietnam y para justificar el millonario presupuesto militar de la administración de Ronald Reagan (1981-1989).
En declaraciones públicas, Reagan expresó que la invasión a Granada se hizo "justo a tiempo", con la prepotencia que caracteriza al Gobierno de Estados Unidos que—ahora presidido por Barack Obama—continúa usando la mentira como principal arma para justificar sus ataques contra las naciones que no obedecen a sus patrones de "democracia y libertad".
Tal es el caso de la actual amenaza militar estadounidense contra Siria, basada en el supuesto uso de armas químicas. Sin embargo, el imperio no ha logrado su cometido al enfrentarse a una enorme crisis presupuestaria y la demanda cada día de más gobiernos y pueblos por la construcción de un mundo pluripolar, que deje atrás la hegemonía de la guerra.
"Mirándonos en el doloroso espejo granadino podemos sacar una conclusión práctica: unidad, unidad, unidad en la diversidad debe ser nuestra divisa revolucionaria. Valoremos la importancia decisiva que tiene lo que Bolívar llamaba 'el bien inestimable de la unión'...", escribió el comandante Hugo Chávez, en 2009, al rendir homenaje a los combatientes que lucharon contra la invasión de Granada , entre ellos internacionalistas cubanos.
La "amenaza" a la seguridad de los estadounidenses residentes en Granada debido a la inestabilidad política que vivía el país, tras el asesinato seis días antes—propiciado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés)—del Primer Ministro Maurice Bishop, fue la excusa que utilizó Washington para ejecutar contra el país caribeño la agresión denominada Furia Urgente, como ensayo del desarrollo de conflictos políticos militares que poco después aplicaría en países como Panamá (Operación Causa Justa, en 1989) y en Irak (Operación Tormenta del Desierto, en 1992), entre otros, que a su paso han dejado un legado de muerte en "nombre de la democracia y la libertad".
Cuatro años antes de la invasión imperialista, el 13 de abril de 1979, Bishop expresaría: "Somos un pequeño país, somos un país pobre, con una población descendiente de los esclavos africanos, somos parte del Tercer Mundo explotado y definitivamente tenemos el desafío de buscar la creación de un nuevo orden económico internacional que de lugar a una economía al servicio del pueblo y a la justicia social". Esto como resumen del nuevo gobierno que presidiría, luego de liderar la rebelión que derrocó al tirano Eric Gairy, quien contaba con el respaldado de la Casa Blanca y era amigo del dictador chileno Augusto Pinochet.
Nadie se benefició más del asesinato de Bishop que Estados Unidos, país que a través de la CIA fomentó la división interna, logrando que el líder granadino fuera traicionado por sus compañeros.
Con las banderas del Movimiento New Jewel, Bishop proclamó un Gobierno Popular Revolucionario que impulsó una transformación social con perspectivas socialistas mediante el fortalecimiento de una economía soberana y alianzas con países como Cuba y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). De esta manera se ganó una férrea campaña mediática de satanización por parte de EEUU, que señaló a la isla como un eje de "desestabilización de todo el Caribe".
Una de las mentiras destacadas por el imperio estadounidense fue que el aeropuerto internacional construido por Bishop, para fortalecer el flujo comercial y turístico en el país, era para la instalación de una base militar de Cuba y la Unión Soviética, es decir, "una amenaza comunista".
El 25 de octubre de 1983, las obras del aeropuerto—en las que participaban trabajadores cubanos—no habían concluido. Ese día, sin embargo, más de 7.000 marines y paracaidistas norteamericanos invadieron al país de tan solo 344 kilómetros cuadrados y unos 100 mil habitantes en ese momento. Ese despliegue exagerado de muerte y represión se usó también como excusa para "demostrar" el poder bélico de EEUU, después de su histórica derrota en Vietnam y para justificar el millonario presupuesto militar de la administración de Ronald Reagan (1981-1989).
En declaraciones públicas, Reagan expresó que la invasión a Granada se hizo "justo a tiempo", con la prepotencia que caracteriza al Gobierno de Estados Unidos que—ahora presidido por Barack Obama—continúa usando la mentira como principal arma para justificar sus ataques contra las naciones que no obedecen a sus patrones de "democracia y libertad".
Tal es el caso de la actual amenaza militar estadounidense contra Siria, basada en el supuesto uso de armas químicas. Sin embargo, el imperio no ha logrado su cometido al enfrentarse a una enorme crisis presupuestaria y la demanda cada día de más gobiernos y pueblos por la construcción de un mundo pluripolar, que deje atrás la hegemonía de la guerra.
"Mirándonos en el doloroso espejo granadino podemos sacar una conclusión práctica: unidad, unidad, unidad en la diversidad debe ser nuestra divisa revolucionaria. Valoremos la importancia decisiva que tiene lo que Bolívar llamaba 'el bien inestimable de la unión'...", escribió el comandante Hugo Chávez, en 2009, al rendir homenaje a los combatientes que lucharon contra la invasión de Granada , entre ellos internacionalistas cubanos.
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