Santa Clara, Cuba, 08 Ene. AVN.- Hace 55
años el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Cuba, Fidel Castro, entró a La Habana victorioso acompañado del cariño
del pueblo que también hizo suyo aquel triunfo que fue sellado 11 días
antes, en la heroica batalla de Santa Clara y asalto al tren blindado
que lideró el Comandante Ernesto "Ché" Guevara.
Luego de la triunfal batalla de Santa Clara, el dictador Fulgencio Batista, vio expirar los últimos días de su régimen, y el 1 de enero de 1959 huyó de Cuba a Santo Domingo, República Dominicana, para llegar finalmente a la España de su homólogo dictador Francisco Franco, con una fortuna que se calcula sobrepasó los 300 millones de dólares.
Siete días después de la despavorida huida de Batista, la Caravana de la Libertad llegaba a La Habana con Fidel Castro al frente, quien desde la terraza norte del Palacio Presidencial lanzaría en horas de la noche un trascendental discurso desde el entonces campamento militar estadounidense Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad.
"Estamos en un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrotada. La alegría es inmensa y, sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil. Quizás en lo adelante, todo sea más difícil", exclamó aquella noche del 8 de enero Fidel acompañado de centenares militantes revolucionarios y de su ejército popularmente conocido como "los barbudos".
El combate final
La libertad alcanzada por los revolucionarios se selló en Santa Clara capital de la Provincia de Villa Clara, con el descarrilamiento, asalto y toma del tren blindado que la tiranía de Batista había llenado de armas de guerra para profundizar el ataque armado contra el ejército revolucionario.
El 28 de diciembre de 1958, las tropas rebeldes de la columna número 8 "Ciro Redondo" comandadas por el Ché Guevara, iniciaron el zarpazo final, el golpe directo a las entrañas al bastión de la dictadura de Batista.
Fueron aproximadamente unos 300 rebeldes desnutridos y enfermos, pero armados de valor, pasión patria y una inteligente estrategia militar de guerrilla, los que por cuatro días batallaron a sangre y fuego contra unos 2.000 hombres del ejército batistiano, a quienes sometieron para finalmente perpetrar la toma heroica de Santa Clara.
El 28 de diciembre los revolucionarios tomaron posiciones cercanas a sus objetivos e iniciaron el ataque a las posiciones enemigas. Era la batalla por la conquista del último reducto de Batista antes de llegar a La Habana.
Las tropas del Ché avanzaban lentamente sobre la ciudad. En el camino combatieron contra las tanquetas atrincheradas en los suburbios, muchos rebeldes cayeron en combate, otros resultaron heridos. La lucha seguía en cada minuto, mientras la aviación en manos de Batista bombardeaba y ametrallaba durante aquellas 24 horas.
Las horas de la noche de ese día fueron esenciales para la entrada de los pelotones rebeldes a la ciudad, muchos de ellos ayudados por combatientes clandestinos que se habían infiltrado en Santa Clara días antes. Esa misma noche los rebeldes, quienes sabían que se dirigía a la ciudad un tren cargado de armas y suministros militares para las tropas de Batista, lograron destruir parte de la vía férrea con un bulldozer, un tractor utilizado para el movimiento de tierras, excavación y empuje.
El 29 de diciembre Santa Clara amaneció llena de barricadas, Batista reforzó los ataques aéreos, sin embargo, la estrategia clave de los revolucionarios estaba iniciada, a punto de concretarse con el descarrilamiento del tren blindado, que propició un enfrentamiento directo entre rebeldes y miembros del ejército, quienes al verse acorralados culminaron rendidos ante los revolucionarios.
Tras este duro golpe a Batista, las pocas tropas de su ejército siguieron en batalla en varios sectores de Santa Clara, hasta que el 31 de diciembre a las 5:00 de la tarde se rindieron los últimos defensores del dictador.
El 1 de enero, Santa Clara estaba en manos del Ejército Rebelde. La Revolución Cubana había triunfado.
El 18 de octubre de 1967, Fidel Castro pronunció desde La Plaza de la Revolución, un discurso durante la Velada Solemne en Memoria del Comandante Ernesto Ché Guevara, donde recordó aquella hazaña en Santa Clara:
"¡Ché era un maestro de la guerra, Ché era un artista de la lucha guerrillera! Y lo demostró infinidad de veces (...) lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y varios miles de soldados de infantería", expresó Fidel.
Monumento al asalto del tren blindado
El 29 de diciembre de 1971 la Revolución Cubana decidió convertir en monumento el escenario histórico que permanece en la provincia de Santa Clara de la acción heroica de los revolucionarios que llevaron a cabo el asalto al tren blindado en 1958.
El monumento se encuentra ubicado en el lugar de los hechos en Santa Clara, en un espacio que fue adaptado artísticamente por el escultor y pintor cubano José Ramón De Lázaro Bencomo, mejor conocido como José Delarra, quien aportó la nueva concepción de esta obra histórica que se inauguró el 13 de julio de 1986.
El monumento al asalto del tren blindado está compuesto por cinco elementos escultóricos que representan las acciones realizadas por los rebeldes. En sus espacios se pueden apreciar cuatro vagones originales del tren, el bulldózer utilizado para levantar la línea férrea y un coche plancha.
Los vagones están ambientados en su interior y muestran fotos de los acontecimientos, así como pertenencias de las fuerzas que participaron en la contienda y armas similares a las capturadas por los rebeldes a las fuerzas de Batista.
Este espacio, que tiene un área de 50 metros de ancho por 200 metros de fondo y limita con la vía férrea de la ciudad y el río Cubanicay, fue declarado Monumento Nacional de la República de Cuba el 30 de enero de 1990 junto a la Loma del Capiro, elevación situada en el extremo de la ciudad, hacía el límite con la circunvalación, entre la Carretera Central y la Carretera a Camajuaní.
Luego de la triunfal batalla de Santa Clara, el dictador Fulgencio Batista, vio expirar los últimos días de su régimen, y el 1 de enero de 1959 huyó de Cuba a Santo Domingo, República Dominicana, para llegar finalmente a la España de su homólogo dictador Francisco Franco, con una fortuna que se calcula sobrepasó los 300 millones de dólares.
Siete días después de la despavorida huida de Batista, la Caravana de la Libertad llegaba a La Habana con Fidel Castro al frente, quien desde la terraza norte del Palacio Presidencial lanzaría en horas de la noche un trascendental discurso desde el entonces campamento militar estadounidense Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad.
"Estamos en un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrotada. La alegría es inmensa y, sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil. Quizás en lo adelante, todo sea más difícil", exclamó aquella noche del 8 de enero Fidel acompañado de centenares militantes revolucionarios y de su ejército popularmente conocido como "los barbudos".
El combate final
La libertad alcanzada por los revolucionarios se selló en Santa Clara capital de la Provincia de Villa Clara, con el descarrilamiento, asalto y toma del tren blindado que la tiranía de Batista había llenado de armas de guerra para profundizar el ataque armado contra el ejército revolucionario.
El 28 de diciembre de 1958, las tropas rebeldes de la columna número 8 "Ciro Redondo" comandadas por el Ché Guevara, iniciaron el zarpazo final, el golpe directo a las entrañas al bastión de la dictadura de Batista.
Fueron aproximadamente unos 300 rebeldes desnutridos y enfermos, pero armados de valor, pasión patria y una inteligente estrategia militar de guerrilla, los que por cuatro días batallaron a sangre y fuego contra unos 2.000 hombres del ejército batistiano, a quienes sometieron para finalmente perpetrar la toma heroica de Santa Clara.
El 28 de diciembre los revolucionarios tomaron posiciones cercanas a sus objetivos e iniciaron el ataque a las posiciones enemigas. Era la batalla por la conquista del último reducto de Batista antes de llegar a La Habana.
Las tropas del Ché avanzaban lentamente sobre la ciudad. En el camino combatieron contra las tanquetas atrincheradas en los suburbios, muchos rebeldes cayeron en combate, otros resultaron heridos. La lucha seguía en cada minuto, mientras la aviación en manos de Batista bombardeaba y ametrallaba durante aquellas 24 horas.
Las horas de la noche de ese día fueron esenciales para la entrada de los pelotones rebeldes a la ciudad, muchos de ellos ayudados por combatientes clandestinos que se habían infiltrado en Santa Clara días antes. Esa misma noche los rebeldes, quienes sabían que se dirigía a la ciudad un tren cargado de armas y suministros militares para las tropas de Batista, lograron destruir parte de la vía férrea con un bulldozer, un tractor utilizado para el movimiento de tierras, excavación y empuje.
El 29 de diciembre Santa Clara amaneció llena de barricadas, Batista reforzó los ataques aéreos, sin embargo, la estrategia clave de los revolucionarios estaba iniciada, a punto de concretarse con el descarrilamiento del tren blindado, que propició un enfrentamiento directo entre rebeldes y miembros del ejército, quienes al verse acorralados culminaron rendidos ante los revolucionarios.
Tras este duro golpe a Batista, las pocas tropas de su ejército siguieron en batalla en varios sectores de Santa Clara, hasta que el 31 de diciembre a las 5:00 de la tarde se rindieron los últimos defensores del dictador.
El 1 de enero, Santa Clara estaba en manos del Ejército Rebelde. La Revolución Cubana había triunfado.
El 18 de octubre de 1967, Fidel Castro pronunció desde La Plaza de la Revolución, un discurso durante la Velada Solemne en Memoria del Comandante Ernesto Ché Guevara, donde recordó aquella hazaña en Santa Clara:
"¡Ché era un maestro de la guerra, Ché era un artista de la lucha guerrillera! Y lo demostró infinidad de veces (...) lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y varios miles de soldados de infantería", expresó Fidel.
Monumento al asalto del tren blindado
El 29 de diciembre de 1971 la Revolución Cubana decidió convertir en monumento el escenario histórico que permanece en la provincia de Santa Clara de la acción heroica de los revolucionarios que llevaron a cabo el asalto al tren blindado en 1958.
El monumento se encuentra ubicado en el lugar de los hechos en Santa Clara, en un espacio que fue adaptado artísticamente por el escultor y pintor cubano José Ramón De Lázaro Bencomo, mejor conocido como José Delarra, quien aportó la nueva concepción de esta obra histórica que se inauguró el 13 de julio de 1986.
El monumento al asalto del tren blindado está compuesto por cinco elementos escultóricos que representan las acciones realizadas por los rebeldes. En sus espacios se pueden apreciar cuatro vagones originales del tren, el bulldózer utilizado para levantar la línea férrea y un coche plancha.
Los vagones están ambientados en su interior y muestran fotos de los acontecimientos, así como pertenencias de las fuerzas que participaron en la contienda y armas similares a las capturadas por los rebeldes a las fuerzas de Batista.
Este espacio, que tiene un área de 50 metros de ancho por 200 metros de fondo y limita con la vía férrea de la ciudad y el río Cubanicay, fue declarado Monumento Nacional de la República de Cuba el 30 de enero de 1990 junto a la Loma del Capiro, elevación situada en el extremo de la ciudad, hacía el límite con la circunvalación, entre la Carretera Central y la Carretera a Camajuaní.
AVN
08/01/2014 14:21
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