sábado, 22 de junio de 2013

“Sin tierras” de Portuguesa esperan rescate de fincas ociosas

El territorio del municipio Guanarito del estado Portuguesa, en los llanos occidentales de Venezuela, es de unos 3 mil kilómetros cuadrados y constituye uno de los más extensos del país.
Sin embargo es uno donde la tierra es uno de los bienes más escasos. Pero no por falta de esta sino por su concentración en pocas manos.
Hace unos pocos días cerca de 200 familias “sin tierras” se cansaron de esperar y decidieron ocupar una finca de casi 2 mil hectáreas y con apenas 80 vacas. Hacía dos años la habían denunciado ante el Instituto Nacional de Tierras (responsable de combatir el latifundio) por su nula actividad productiva.
Un predio rural ocioso o subutilizado puede ser sometido a un proceso de rescate para ser puesto a cargo de quien tenga la capacidad de hacerlo productivo.
Esa era la pretensión del grupo que, sin embargo, nunca recibió una respuesta en la sede regional del instituto de tierras, me contó un compañero cuyo nombre no escribo por que allá matan a la gente que anda hablando de rescatar tierras. Eso le pasó a Argenis Ramírez (http://goo.gl/ligEr).
Este pedazo de tierra, con 1 mil 800 hectáreas, es conocido como Finca LL Araguatal y perteneció a un hombre llamado Honorato Gómez, quien venía de Colombia. A su muerte, no hace muchos años, se hizo cargo un administrador de apellido Uribe, a quien los campesinos relacionan como familiar o allegado del expresidente colombiano, Alvaro Uribe Velez.
Verdad o fábula, pero ya en la zona hay varios muertos, muchos amenazados y una enorme incapacidad (o imposibilidad) de contar detalles en las historias.
Sin embargo esta vez la gente de Guanarito decidió “echar el resto” ante la indefinidad espera y ocupó el lugar. Y ahi están  cada quien en “su” pedazo de tierra y con unos palos y alguna lámina de zinc como improvisado rancho o casa.

Y ahí esperan cada hora y cada noche. Esperan que el gobierno bolivariano les reivindique su derecho a la tierra y realice los procedimientos legales para entregarles el pedacito de mundo donde ponen los pies.
Y también esperan (al acecho, deseando que nunca pase) que llegue la guardia (Guardia Nacional, un cuerpo de policía militarizada) a tumbar los ranchos y a sacarlos con gases lacrimógenos, peinillas, palos y coñazos de la tierra donde ponen la espalda cada noche.
Eso esperan, con miedo, esta noche, de madrugada.
Por Víctor Hugo Majano

No hay comentarios:

Publicar un comentario